¿Cuándo debes usar lágrimas artificiales?

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Generalmente asociamos las lágrimas a los sentimientos o a las emociones, y aunque solemos asociarlo a estados de ánimo, las lágrimas desempeñan un papel muy importante. Y es que las lágrimas componen una parte importante del sistema visual clave para mantener una correcta salud ocular. En cambio, hoy vamos a hablar de las lágrimas artificiales, los tipos que hay y cuándo debemos usarlas.

¿Qué son las lágrimas artificiales?

Las lágrimas artificiales son un producto farmacéutico y sanitario que se administra por vía tópica. Pueden conseguirse con o sin receta, pero siempre es recomendable consultar a tu profesional del cuidado de la visión. Su uso más común es para aliviar el síndrome del ojo seco intentando replicar las características de las lágrimas naturales: osmolaridad, pH, viscosidad y tensión superficial.

Tipos de lágrimas artificiales

Encontramos dos tipos de lágrimas artificiales según su composición.

• Con conservantes: este tipo de lágrimas se comercializa el formato multidosis, los conservantes permiten combatir el crecimiento de bacterias una vez se ha abierto el frasco. Estos conservantes pueden llegar a irritar los ojos sobre todo si sufres de moderada o excesiva sequedad.

• Sin conservantes: estas lágrimas únicamente vienen en bases monodosis, ya que no cuentan con elementos conservantes para mantener sus propiedades. Son muy recomendables cuando usas estas lágrimas con mucha frecuencia, alrededor de 4 o 5 veces al día.

Hay multitud de marcas que ofrecen lágrimas artificiales y no hay una que destaque por encima de las otras, siguiendo las recomendaciones de un experto en salud visual, podrás encontrar las que mejor funcionan para ti.

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¿Cuándo usarlas?

Las lagrimas artificiales mantienen los ojos hidratados cuando por diversas razones las lagrimas naturales del ojo no son suficientes o no tienen la calidad necesaria.

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Los problemas de falta de hidratación en el ojo pueden deberse a:

• Sequedad en el ojo, síndrome del ojo seco.

 El posoperatorio de una operación como cataratas, cirugía refractiva o correcciones.

 Factores ambientales como el clima seco o por elementos como aire acondicionado.

Además del ojo seco, las lágrimas artificiales se pueden usar para:

 En casos de fatiga ocular, sirven para relajar y refrescar los ojos.

 Aliviar los síntomas de alergias como picor o escozor de ojos.

 Se puede usar como complemento a otro tratamiento en casos de pterigión. Las lágrimas limitan el roce y el crecimiento del tejido.

 Evitar lesiones al sacar arena, polvo o cualquier elemento que se meta en el interior del ojo.

 Minimizar el roce en una zona inflamada dentro del ojo y la superficie conjuntiva, evitando dolor y favoreciendo la recuperación.

Debemos saber que las lágrimas artificiales a pesar de su capacidad de hidratación no son un tratamiento para los ojos y si las molestias que tenemos no remiten con su uso o incluso empeoran, debemos visitar a nuestro médico u oftalmólogo.

Si las lágrimas son para ti una solución fácil para tus molestias oculares, te dejamos algunos consejos para su aplicación.

  1. Antes de echarnos las lágrimas artificiales debemos tener siempre las manos limpias.
  2. Inclina levemente la cabeza para que la gota no se salga del ojo.
  3. Debes mantener el ojo completamente abierto y aplicar la gota directamente en el lagrimal.
  4. En todo momento impide que el frasco toque el ojo, para evitar la contaminación.
  5. Al terminar mantén el ojo cerrado unos segundos y muévelo para que la gota recorra toda la superficie.
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Fuente: No sin mis gafas Blog

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